viernes, 17 de octubre de 2008

Gustavo Romano. Oficina de reintegro del tiempo perdido.



Involuntariamente todos hemos perdido tiempo de alguna forma, Gustavo Romano creó un sistema para pagar y regresar a la gente lo que ha perdido. Hizo una serie de billetes que tienen valor en unidades de tiempo (sesenta minutos, diez años, etc.) y una oficina donde la gente explicó de qué forma cedió su tiempo; dicha narración se imprimió al reverso del billete que se le dio a cada persona, reembolsando su tiempo perdido.

El tiempo es un factor de estrés en la vida cotidiana, pues casi nadie desea el momento de la muerte, es decir, no es común que se desee el fin del tiempo de cada uno, pero todos sabemos que tarde o temprano se nos agotará. Es por eso que se tiene la idea de darle o tener que darle, un buen uso, de forma racional y significativa. Sin embargo, las formas de vida que se acostumbran hoy en día nos obligan a emplear nuestro tiempo de distintos modos, los cuales nos pueden disgustar ya que quisiéramos hacer otro tipo de cosas. El tiempo no se pierde, no se nos va, simplemente lo usamos en cosas que a veces no nos gustan, pero somos nosotros mismos quienes decidimos en qué usarlo y es en el futuro cuando nos podemos dar cuenta o pensar que no le dimos un buen uso.

La gente que vive en las ciudades vive de manera acelerada, los días parecen cortos y agitados y es común que se quejen de esto. Si uno de ellos va a algún pueblo o provincia, el día le parece largo, como si el tiempo avanzara de manera lenta, sin prisa. En un principio esto parece relajado y agradable pero es frecuente que después le parezca aburrido y desesperante, y que ansíe regresar a su rutina donde “el tiempo vuela”. Resulta contradictorio ya que la gente no ansía llegar al fin de su tiempo más rápido, pero no se siente a gusto cuando le sobra el tiempo.

Es común también que los momentos felices y agradables nos parezcan cortos, mientras que los aburridos y desagradables nos resulten una eternidad. El tiempo no va más rápido ni más lento, es simplemente nuestra percepción. Quisiéramos que los momentos felices duraran más y no nos satisfacemos con lo que duran, mientras que cuando nos encontramos en situaciones que no nos gustan ansiamos que terminen y esta ansiedad y deseo de apresurar el tiempo causa lo contrario, ya que al estar pendiente del tiempo sentiremos que va lento, que no corre, que nunca acaba, que los segundos duran minutos y que los minutos duran horas. Desearíamos que durante los momentos felices el tiempo se detuviera para que éstos no acabaran nunca, pero como esto no es posible, nos conformamos con el recuerdo, que por otra parte actúa en nuestra contra porque también recordamos los momentos desagradables que quisiéramos olvidar.

Existen diferentes maneras de acercarnos al tiempo que ya pasó o que vendrá. Regresamos al pasado a través de los recuerdos que acumulamos en la memoria y acudimos al futuro planeando lo que haremos. Actuamos en el presente pero en función al futuro. Más adelante, al llegar a ese futuro recordamos esa acción como pasado y le damos más importancia a ese recuerdo, dejando siempre a un lado al presente que vivimos. No le damos tanta relevancia al momento que estamos viviendo, sino hasta que lo recordamos, cuando se convierte en un pasado.

De acuerdo con Gilles Deleuze considerar el pasado y el futuro, pero nunca el presente es el Aión. En la obra de Gustavo Romano, no es tan importante el momento o la acción de darle los billetes a la gente, sino el pasado que perdieron y el futuro que están “recuperando”, y es justamente por eso una obra de arte porque es un acontecimiento que al estar en función del pasado y del futuro se convierte en una acción que perdura, que se fija en un plano de inmanencia.

"El Acontecimiento es la identidad de la forma y el vacío. El acontecimiento no es el objeto en tanto que designado, sino el objeto como expresado o expresable, nunca presente, sino siempre ya pasado aún por venir".

En la obra de Gustavo Romano, vemos como la gente declara haber perdido es decir malgastado su tiempo en acciones como: “esperando en la peluquería 30 minutos” o “relación con la mujer equivocada, diez años”. Estas acciones, algunas más relevantes que otras, fueron decididas pensando en el futuro y declaradas como pérdida de tiempo pensando en el pasado.

La persona que decidió cortarse el pelo. Al llegar a la peluquería, eligió quedarse y esperar. La persona pudo haberse ido y no malgastar más su tiempo esperando. Si decidió esperar es porque le pareció que valía la pena hacerlo para que la peinaran o le cortaran el pelo. Esperó media hora y la atendieron, es decir, logró su objetivo. ¿Por qué entonces declara haber perdido media hora esperando en la peluquería? De no haber esperado, no sería esa persona con nuevo peinado o nuevo corte.

En el caso de la relación con la mujer equivocada, 10 años no es poco. Cuando se vive una desilusión amorosa es normal pensar que fue una pérdida de tiempo, pero algo debió de gustarle (sea cual sea su forma de obtener y concebir la felicidad y el placer) de lo contrario no hubiera permanecido tantos años a su lado. A pesar de lo que hubiera ocurrido durante o al final de la relación, debió haber uno o varios motivos más fuertes por lo cual estuvo con ella. Sea como sea, la relación con la pareja equivocada le ha dado a ambos una experiencia de vida, recuerdos y momentos que van formando a la persona y eso influirá en su presente y en su futuro, ya por esto no es una pérdida de tiempo. En este sentido lo que provoca Romano en el público es hacer reflexionar sobre lo que ha declarado.







Nosotros le damos nuestras acciones al tiempo y éste nos paga, nos da algo a cambio. Esto se puede traducir de la acción que hace Gustavo Romano cuando lanza al mar un billete y las olas lo regresan a él. Es un continuo movimiento que se simboliza muy bien con el mar; un ciclo en el que cualquier cosa que depositemos, cualquier acción que hagamos, tarde o temprano algo nos dará, algo alterará y algo nos regresará en un momento dado. No perdemos el tiempo, si fuera pérdida no nos dejaría nada a cambio y de cualquier forma el tiempo nos da algo, ya sea bueno o malo. Probablemente una vez más no lo apreciaremos en el presente sino lo entenderemos en un futuro al mirar el pasado.







Por otro lado, talvez la intención de Romano es también decirle al público que sin importar el pasado y sin planear el futuro, verdaderamente viva el presente y que lo único que importe sea éste, que deje de atormentarse por lo que ya pasó, finalmente no se puede modificar y que planear no sirve porque no sabemos lo que pasará más adelante, si las circunstancias nos permitirán hacer lo que planeamos, así que lo importante es actuar en el momento que se vive. Dejar ir el pasado y no darle tanta importancia lo podemos concluir de la acción de atar los billetes (con las acciones de pérdida de tiempo de la gente impresas), en los globos y lanzarlos al aire. Es una forma de simbolizar que la gente se libere de su pasado, que justamente lo deje ir y continúe con su vida, que viva el presente.














Como también ha mencionado Deleuze, el arte es concebido como un bloque de sensaciones, potencias de afectos y preceptos. Partiendo de dicha teoría, se puede considerar a la acción artística como algo que existe en sí, conserva y se conserva. El sentido es entonces otorgado por los deseos de quien lo expresa, ya sin importar su lugar o forma de creación o exposición.

La obra de arte adquiere sentido gracias a la relación e interacción que existe entre el artista y el espectador, ya que el primero crea formas y acciones y las coloca en el mundo, las inserta en nuestra realidad, pero es el segundo quien establece diferentes lecturas y reflexiones sobre la obra, contribuyendo así a que tengan ambos un diálogo continuo.

Entonces, Gustavo Romano sí regresa a la gente su “tiempo perdido”. Hace reflexionar al público y los hace concluir que no han perdido su tiempo, que todo lo que han hecho y en lo que han empleado su vida (su tiempo) ha tenido repercusiones buenas y malas pero que finalmente les ha dejado algo. Así que si lo veían perdido ahora lo han recuperado, los hace ver que no lo perdieron y los libera de esa forma de pensar.

El arte crea un modelo de sociedad, que transpone el ámbito de lo real o podría traducirse en él, es en este momento cuando se puede hablar de un valor político de las formas o acciones, que al ser tomadas de un contexto social son transformadas, producidas y distorsionadas por el artista.

El hecho de que Romano regrese el tiempo “perdido” en billetes puede ser interpretado de varias formas. La gente ha perdido la noción del valor de las cosas, y cree que lo más valioso e importante es el dinero; los billetes, las monedas. Un mal o buen momento no se paga con dinero. Es difícil que alguien cambie un buen momento por mucho dinero porque finalmente el dinero se va, se gasta etc., el momento feliz nos queda en el recuerdo y constituye nuestra vida. Por otro lado ni todo el dinero del mundo nos podría hacer olvidar o cambiar el mal momento, el mal recuerdo no se nos aliviará con dinero. Puede ser una crítica o una burla que nos hace reflexionar sobre el verdadero valor de las cosas. www.gustavoromano.com.ar

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