lunes, 27 de octubre de 2008

El flâneur como ordenador del Caos


Francis Alÿs y Wakal




El Flâneur, término francés utilizado por Charles Baudelaire, denomina al paseante parisino del siglo XIX. Aquel individuo que recorre la ciudad moderna asumiéndola como obra de arte. En otras palabras la ciudad es concebida como un museo, capaz de lograr una experiencia estética. Los artistas según Baudelaire debían sumergirse dentro de las nuevas metrópolis, asumir los cambios que sucedían en estos momentos y convertirse en “botánicos de las banquetas”[1]. Se refiere a aquel individuo que inmerso dentro de las calles de la ciudad, vagabundea y se aventura para así crear nuevas rutas de conocimiento. Es aquel callejero ocioso que pasea y se deja maravillar por los atractivos que todas las ciudades tienen que ofrecer[2].

El deambular implica una correlación, en la medida que existe una búsqueda de sí mismo se esta abierto a las influencias que el mundo exterior tiene que ofrecer, y que a su vez no dirige su voluntad hacia ningún fin especifico. En la medida que se conoce y tiene consciencia del otro se puede tener conocimiento de sí mismo.

Posteriormente Walter Benjamín en el siglo XX se apropió de dicho término[3], en donde define al flâneur como aquel sujeto que visitaba lo que conocemos actualmente como centros comerciales, a observar y pasear. En cierta forma dicho personaje a través de sus caminatas experimenta la ciudad en la cual prefiere ver a ser visto.

Al recorrer las calles de la ciudad, el flâneur concibe las fachadas de las casas como cualquier otro ciudadano tomaría las cuatro paredes de su hogar. Los muros son su escritorio y los puestos de revistas su biblioteca. De está manera Benjamín define la apropiación que hace dicho personaje de las nuevas grandes ciudades[4].



En el siglo XXI las extensiones y los límites de la urbe son cada vez menos claros y se construyen sobre bases cada vez más complejas[5]. La ciudad debe ser considerada como un elemento que determina el comportamiento de los individuos.

Los artistas incorporan sus caminatas para la creación de sus obras, e introducen las calles y los edificios al mundo del arte. Luz María Sepúlveda menciona que con el tiempo se ha desdibujado la frontera que separaba lo artístico de lo que no lo era. De ésta manera se ha enfocado la atención a los contenidos y las formas continuamente cambiantes dentro de los límites físicos[6].

Por otro lado el concepto de dèrive propuesto por los situacionistas[7], se refiere a una situación en la cual el sujeto pretende experimentar y comprender el subconsciente de las calles, incorporándose a la paranoia y esquizofrenia que las metrópolis ofrecen.

Son flâneurs que recorren las calles de las ciudades y forman un mapa personal de las mismas. Pero a su vez ya no se refiere a aquel flâneur pasivo que simplemente contempla, sino que a su vez racionaliza, problematiza y propone de manera micropolítica un cambio en la forma de observar y recorrer las ciudades.

Es una reflexión a las formas de ver y experimentar la vida urbana. Los situacionistas, entre ellos su mayor exponente Guy Debord, se plateaban seguir sus emociones y mirar las situaciones urbanas en una forma innovadora y radical. Guy Debord menciona que es una forma de repolitización del espacio urbano a través de la dèrive[8]. Dicho de otra manera, era conocer la ciudad no sólo en superficie, a partir de la dèrive se evitaría seguir el espectáculo que cubre la esencia de las ciudades[9].

La sensación es adquirida por medio de la contemplación, y en palabras de Gilles Deleuze: “ Contemplar es crear, misterio de la creación pasiva, sensación”[10].

Es de está manera como el artista toma los elementos y sensaciones que la ciudad le ofrece a partir de sus caminatas para hacer posible el momento de creación.

El artista se ve inmerso dentro del caos que la ciudad le ofrece y es a partir de esto que compone sus obras, como menciona Deleuze,”…el arte traza planos en el caos”, por lo tanto se debe de considerar al arte “no como caos si no que la composición del mismo”[11], de forma que dicho compuesto forme un objeto sensible. Es una lucha con el caos para hacer que surja una visión que en éste caso debe ser entendida como una sensación, productora de afectos y preceptos.



El crecimiento de la ciudades actualmente es de una velocidad incapturable. Conforme la población aumenta la demanda de la expansión de las ciudades acrecienta, por lo que es prácticamente imposible seguir una traza planeada. Lo que antes era considerado “la periferia” actualmente se ha visto alcanzado y revasado por dicho crecimiento impredecible. Creando así un constante cuestionamiento sobre las fronteras físicas, sí es que en realidad exsisten.

En la mayor parte de las grandes ciudades, el centro está planeado con una traza de forma de damero o hipodamica, otorgandole un aparente orden. En la medida que se aleja del centro dicha forma se va perdiendo y surge de manera desordenada y azarosa. A pesar de esto resulta contradictorio pensar que la zona con mayor estructura urbanístico resulta la más caótica, pensando especificamente en la Ciudad de México.

Francis Alÿs y Wakal , por lo tanto se sumergen en el caos que encuentran en la Ciudad de México. Crean un orden mental de una situación que en realidad es caótica.

Las calles de la ciudad actúan no sólo como un espacio de exposición alternativo, sino que también como un laboratorio de ideas y de producción.

Es una estrategia de creación con la cual el artista moviliza el objeto artístico y crea un sonido armónico a partir del caos que la ciudad le ofrece.

Las obras de arte crean un modelo de sociedad, que transpone el ámbito de lo real o podría traducirse en él, es en éste momento cuando se puede hablar de un valor político de las formas. Las formas tomadas de un contexto social son transformadas, producidas y distorsionadas por los artistas.

Tanto Alÿs como Wakal, toman elementos de la ciudad y es a partir de estos que componen el caos, o más bien crean a partir de él.






[1]Flâneur, http://en.wikipedia.org/wiki/Flâneur, fecha de consulta: 24 de agosto del 2008.
[2] Michel Foucault, Sobre la ilustración,Col. Clásicos del Pensamiento núm. 154, Tecnos, Madrid, 2003, p. 83

[3] Walter Benjamín, Libro de los Pasajes, Akal, España, 2005.

[4] Walter Benjamin on the flâneur, http://www.arthurmag.com/magpie/?p=24207/09/2002, fecha de consulta 24 de agosto del 2008.

[5] Luz María Sepúlveda, Breve Panorama del Arte Actual en México, Publidisa, México, 2006, p. 15.

[6] Ibid., p.9.

[7] La Internacional Situacionista se constituyó entre 1957 y 1972. Estuvo conformada por un grupo de filósofos, arquitectos, pintores, críticos y activistas políticos que desde diversas perspectivas y con diversas técnicas, plantearon cuestiones sobre el papel del hombre y la cultura en la sociedad de consumo de postguerra. Cosultar: Situacionismo. Mayo del 69. Postmodernidad, http://www.mercaba.org/Filosofia/PostM/situacionismo_mayo_del_68.htm, fecha de consulta 05 de septiembre del 2008.

[8] Caosmosis, Informe sobre la construcción de situaciones y sobre las condiciones de la organización y la acción de la tendencia situacionista internacional. (Guy Debord),http://caosmosis.acracia.net/?p=167, fecha de consulta: 05 de septiembre del 2008.

[9]Caosmosis, La sociedad del espectáculo. (Guy Debord ), http://caosmosis.acracia.net/?p=166, fecha de consulta: 08 de septiembre del 2008.

[10] Gilles Deleuze, y Félix Guattari, ¿Qué es la filosofía?, Anagrama, Barcelona, 1993, p. 213.

[11] Ibid., 205.

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