lunes, 3 de noviembre de 2008

Ciudad Interior: Catinga

De Marco Casado sólo encontramos Ciudad Interior, en una solución mezcla de arte digital y manifiesto de producciones gráficas y visuales. Pero She Dreamt We Dreamt es el estremecimiento en horizonte de líneas de tiempo en una relación intensa, pasional, qué más hacia su vertiente paralela se convierte en resoluciones visuales diagonales, línea rápida y premeditada de acontecimientos personales, reales y quizás hasta ficticios, como las relaciones mismas, tan intensas y desconcertantes, que en ocasiones aparecen en nuestra vida. El deseo se convierte en la teatralidad de un amor lleno de fluctuaciones constantes, es un amor odio porque a veces duele, deviene en otras formas de enojo, angustia e ira, pero siempre es amor, la reconciliación y el anhelo de estar juntos.
Pero todo es una ficción, figuras reflejo que se desvanecen bajo un proceso plastinoide fotográfico de movimientos lentos y acompasados que transgreden en la rapidez visual de su proceso.

La contraparte aparece en la línea, de nuevo horizontal, del video Catinga de Luis Felipe Ortega, quien dentro de sus colaboraciones con la Colección Jumex y sus intervenciones en Nueva York, Ciudad de México y Bruselas explora los espacios desde perspectivas visuales en forma de pastiche, procesos literarios que se mezclan en la imagen hasta formar una resistencia hacia el olvido.
El video no como forma documental sino igual que algunas situaciones de la vida cotidiana, no apuntala a un principio ni a un fin, más bien se dirige a la continuidad de procesos de manera indefinida. El horizonte es un límite matemático que nunca se concreta, es intocable e inabarcable. Catinga es la vivencia plástica de una cámara que une el ansia de lo infinito con la realidad rural y que sin embargo, nos parece más lejana, poco certera.
Es un deseo en ansia de inserción hacia el proceso, la interrogante que apuntala a las múltiples historias que podrían surgir y multiplicarse sin llegar a formar más allá de la esfera visual que nos presenta.

El tiempo y el deseo son extensiones entre ambos autores, lo imaginario es más sugerente que lo real y la cotidianeidad se convierte en una ficción, en el momento más lejano de nuestras vidas.

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